Hopper dijo que apreciaba mucho este cuadro, inspirado en un restaurante situado en el cruce de dos calles de Greenwich Village. En una entrevista con Catherine Kuh manifestó que probablemente era su manera de ver la noche: “¿Solitaria y vacía?”, le preguntó Kuh. “No me parece especialmente solitaria. Simplifiqué mucho la escena y aumenté el tamaño del restaurante. Quizá inconscientemente, pinté la soledad de una gran ciudad”, respondió el artista. Pero lo que se evidencia de inmediato es el juego de los colores en la fría luz artificial que inunda el local. La obra, a pesar del gran número de interpretaciones que se pueden hacer de él, está marcadamente impregnada de ambigüedad. No es, desde luego, el “Salón de las ilusiones perdidas”, como rezaba un cartel que figuraba a Humphrey Bogart y a James Dean como parroquianos del local.
El tema es, más verosímilmente, la fascinación de la noche, cuya oscuridad es iluminada por el neón del bar, que proyecta su luz, a través de las grandes cristaleras, en el interior de las tiendas vecinas, cerradas. La ubicación del local en un ángulo permite la mirada ir del exterior al interior y luego de nuevo al exterior; la amplia cristalera abre la visión a su interior y nos deja ver toda la escena, “interpretada” por cuatro personajes: el barman que sirve a los tres últimos clientes, un hombre sentado de espaldas y una pareja encerrada en un aparente mutismo.
Charles Burchfield declaró que “la posteridad aprenderá más sobre nuestra vida gracias a la obra de Hopper que a todos los análisis sociológicos, los comentarios políticos o los groseros titulares del periódico de hoy. Mirad Noctámbulos, con es evocación de la vasta soledad de la ciudad tal como se muestra a los últimos rezagados… Estos cuadros son un comentario increíblemente penetrante de nuestra vida”.
El tema es, más verosímilmente, la fascinación de la noche, cuya oscuridad es iluminada por el neón del bar, que proyecta su luz, a través de las grandes cristaleras, en el interior de las tiendas vecinas, cerradas. La ubicación del local en un ángulo permite la mirada ir del exterior al interior y luego de nuevo al exterior; la amplia cristalera abre la visión a su interior y nos deja ver toda la escena, “interpretada” por cuatro personajes: el barman que sirve a los tres últimos clientes, un hombre sentado de espaldas y una pareja encerrada en un aparente mutismo.
Charles Burchfield declaró que “la posteridad aprenderá más sobre nuestra vida gracias a la obra de Hopper que a todos los análisis sociológicos, los comentarios políticos o los groseros titulares del periódico de hoy. Mirad Noctámbulos, con es evocación de la vasta soledad de la ciudad tal como se muestra a los últimos rezagados… Estos cuadros son un comentario increíblemente penetrante de nuestra vida”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario