Autor teatral, máximo exponente del teatro del absurdo. Sus obras teatrales describen la ridícula y fútil existencia humana en un universo totalmente impredecible, en el cual, debido a sus innatas limitaciones, las personas son incapaces de comunicarse unas con otras. Su pesimismo forma parte de la base del teatro del absurdo, un movimiento teatral que se lamenta de la falta de sentido de la condición humana. A pesar de las serias intenciones de Ionesco, sus obras rezuman humor y son ricas en situaciones cómicas. Movimiento de vanguardia, especialmente al introducir las obras de un sólo acto, los autores del teatro del absurdo utilizan técnicas tales como el ambiente sofocante, el lenguaje sin sentido y las situaciones ilógicas para enfatizar la extrañeza y el aislamiento humanos.
"La cantante calva" (1948) fue representada por primera vez en el Théâtre des Noctambules en 1950, cosechando burla e indignación. La historia carece de interés en sí misma. Vemos un salón inglés en el que una pareja inglesa realiza una parodia de una conversación inglesa de sobremesa. Llega de visita otro matrimonio inglés, y un jefe de bomberos inconfundiblemente francés. La acción se reduce a una charla entre los protagonistas que parece una completa idiotez. Ionesco utiliza el diálogo disparatado para mostrar la absurdidad de la vida cotidiana a través del colapso de la semántica. Puesto que para ser coherente la vida cotidiana, absurda o no, depende enteramente de la coherencia de las pautas del discurso.
"La cantante calva" (1948) fue representada por primera vez en el Théâtre des Noctambules en 1950, cosechando burla e indignación. La historia carece de interés en sí misma. Vemos un salón inglés en el que una pareja inglesa realiza una parodia de una conversación inglesa de sobremesa. Llega de visita otro matrimonio inglés, y un jefe de bomberos inconfundiblemente francés. La acción se reduce a una charla entre los protagonistas que parece una completa idiotez. Ionesco utiliza el diálogo disparatado para mostrar la absurdidad de la vida cotidiana a través del colapso de la semántica. Puesto que para ser coherente la vida cotidiana, absurda o no, depende enteramente de la coherencia de las pautas del discurso.
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