La Mona Lisa es famosa en todo el mundo por su enigmática sonrisa y por ser uno de los escasos cuadros de los más prestigiosos maestros del Renacimiento, Leonardo da Vinci. La identidad de la modelo sigue siendo un misterio, incluso se ha debatido si se trata de un hombre o una mujer, pero el cuadro mismo, con su paisaje encantado, está por encima de toda controversia en cuanto a calidad de ejecución.
La composición es la tradicional de los cuadros del Renacimiento, y su belleza radica en la técnica de pintura al óleo (denominada sfumato), creada por Leonardo. El sfumato permitía crear sombras sutiles y etéreas, que eran imposibles de conseguir con la pintura al temple de huevo empleada por los artistas de la época. Leonardo, que también destacó en los campos de la anatomía, la ingeniería, la ciencia y la aeronáutica, pintó muy pocos cuadros a lo largo de su vida. Afortunadamente se han conservado numerosos dibujos y bocetos que dan testimonio de los múltiples talentos de este genio.
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