Mencionado desde 1915 en la correspondencia entre Apollinaire y Guillaume y entre éste y Chirico, fue comprado por Paul Guillaume, que lo regaló después a Apollinaire. Se hizo célebre en tiempos relativamente recientes; es uno de los más conocidos de Chirico y fue de los más amados por los surrealistas; lo consideraban como un testimonio de las facultades de videncia del artista, pues habría prefigurado en él la herida en la cabeza que recibió en la guerra poco después de la fecha del cuadro.
la sien: el punto exacto en el que Apollinaire, el 17 de marzo de 1916, fue alcanzado por una esquirla de granada. De las perspectivas múltiples del cuadro surge una especie de bambalina blanca sobre la cual están trazados los contornos de un pez y de una concha. En primer plano, un busto de mármol o yeso vagamente andrógino, cruce entre un Apolo y la Venus de Milo, lleva unas misteriosas gafas negras como las de los ciegos. Se trataría de una metáfora del poeta como vidente, privado de vista como Homero pero solo él capaz de percibir la luz cegadora de la poesía.
Apollinaire tenía mucho apego a este cuadro; en una carta del 15 de mayo de 1915 al galerista Guillaume dice: “Hubiera preferido que el hombre diana
estuviese en mi casa, porque además de ser una obra de arte profunda y singular tiene también un buen parecido como retrato; una sombra o más bien una silueta, como se hacía a comienzos del siglo XIX”
Del cuadro se hizo una xilografía realizada por Pierre Roy, estampada en pocos ejemplares y destinada a ilustrar una recopilación de poesías de Apollinaire de 1914, Et moi aussi, je suis peintre, que luego quedó inédita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario